Como el caracol,
lento pero en movimiento
con los pies de plomo
y la cabeza bien alta
pecho abierto y a
volar, que es caminar
inhalando amaneceres,
exhalando pensamientos
la soledad, una
compañera inesperada, agridulce presencia
todo llega, lento pero
viene el molusco gasterópodo
veloz en otra
dimensión del espacio-tiempo
donde no importan las
agujas sino los latidos
por los caminos lo
verás pegado a cualquier residuo
son muchos y nada les
puede frenar…
La senda de los
caracoles comenzó en Irún
y algún día
terminará,
como todo lo latiente,
sintiente, consciente.
Mientras tanto, “la lutte continue”
larga vida a la Vida
plena
desde Santa en Semana
Santa
¡Continuará!
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